sábado, 28 de junio de 2008

Una llamada al corazón

Hoy, un paciente nuevo con una vida muy exitosa transitando una enfermedad invalidante me decía que, cuando comenzó, tomaba a su dolencia y a mí (porque yo “no le dejaba pasar una”) como una competencia que tenía que ganar.

Esa actitud era, entre otras cosas, lo que lo había llevado al estado en que estaba y, de pronto, se dio cuenta de esto y de que yo no estaba ahí para vencerlo a él ni a la enfermedad. Le dije “yo estoy para sostener el espacio de tu sanación, para darte una nueva visión y herramientas que te ayuden a lograrlo, no para darte respuestas ni para que dependas de mí. No estoy por encima de vos ni me las sé todas: sos mi espejo. Algo de lo que traés a la terapia ya lo tengo solucionado y te beneficiás con ello; otros asuntos los estoy trabajando y al reflexionar con vos sobre eso me beneficio a mí misma. Es un ida y vuelta. Es un ganar/ganar. Es la Vida: ni dependencia ni independencia, sino interdependencia: nos ayudamos mutuamente a evolucionar”.

Se quedó en silencio un rato y luego me contestó que era la primera vez en mucho tiempo que algo lo había conmovido, le había llegado al corazón, porque él se había sentido una rata, una porquería, alguien inservible por el estado en que estaba y se daba cuenta de que podía seguir siendo útil. Que podía dar y recibir. Los ojos se le iluminaron, me dio las gracias y me pidió que lo abrazara.

En momentos como estos, en que las almas se conectan desde la Luz, es que reafirmo mi gratitud y mi aprecio por ser quién soy, por estar aquí y por hacer lo que hago. Todos podríamos tener estos momentos porque está en el diseño divino esta posibilidad. Si no la encontraste, búscala en tu corazón.

martes, 24 de junio de 2008

Había una vez... (un cuentito de adultos)

Había una vez… una niñita que ansiaba obtener cariño y consideración de parte de sus ocupados padres. A veces, las malas notas en la escuela le conseguían un poco de atención. Otras, unas rabietas con suficientes gritos y llantos hacían que alguno de los dos se ocupara un rato de lo que le sucedía. Pero, no encontraba la forma de que se quedaran con ella el tiempo suficiente y que le dieran las caricias que anhelaba.

Hasta que un día se enfermó de una neumonía bastante seria. Sus padres se preocuparon mucho cuando estuvo internada. Finalmente, lo había conseguido. El tema fue que todo volvió más o menos a lo mismo cuando sanó. Así que, cada vez que estaba desesperada por sentir amor, recurría a la misma estrategia.

Y siguió usándola cuando creció, con sus amigos, compañeros, pareja, hijos. Cada vez surtía menos efecto porque todos se fueron cansando de sus síntomas y enfermedades, pero, para esto, ella ya se había olvidado que era un truco. El vacío que sentía se fue haciendo más y más grande. Se sentía amargada, resentida, frustrada, enojada. Sus dolencias al fin la incapacitaron e hicieron que todos la fueran abandonando progresivamente.

Hasta que una vez, una médica que la atendía, con mucho cariño pero con firmeza, le hizo comprender lo que sucedía. Ella lloró bastante al darse cuenta de cómo había seguido repitiendo una conducta que ya no le servía y que le había impedido recibir lo que tanto ansiaba. Comenzó a ir a una terapeuta y, poco a poco, fue dándose el amor y la atención que necesitaba, convirtiéndose en un ser más sano, independiente, cariñoso, creativo. Algunos empezaron a ver su cambio y se fueron acercando. Las relaciones se transformaron y se hicieron más amorosas y nutritivas. Y, colorín colorado, esto cuento ha terminado…

¿Te recuerda a alguien?

Regresando al Hogar

Hace años, me di cuenta que mi tarea era integrar: lo material y lo espiritual, lo femenino y lo masculino, las luces y las sombras, lo viejo y lo nuevo, el cuerpo y la mente y otra cantidad de etcéteras. Trabajando sobre mí misma, fui creando Maestría y acompañando a otros a lograrlo.

En esta exploración, obviamente he pasado por todas las gradaciones, incluidos los extremos. Así, no creo que haya actitud, emoción, pensamiento, cualidad, defecto que no haya transitado. Me resulta bastante fácil descubrirlos en los demás porque soy un buen espejo: puedo reconocer en el otro lo que reconozco en mí.

Esta simple verdad no es muy distinguida. Proyectas lo que no quieres ver y se lo lanzas al otro (¡qué egoísta/perezoso/sádico/chismoso!). Extrañamente, haces lo mismo con lo que no puedes admitir de bueno (¡que creativo/voluntarioso/divertido/amoroso!).

Como te han enseñado a esconder lo que está “mal” y reemplazarlo (superficialmente) por lo que está “bien”, te conviertes en un excelente mentiroso. Lo peor es que terminas creyéndotelo tú. Construyes un ideal y te matas para lograrlo. No te ahorras esfuerzos, críticas, exigencias, castigos, culpas, ansiedades… algún día lo alcanzarás y serás feliz.

Está de más decir que ese día nunca llega. Lo que sí aparece irremediablemente son las enfermedades, las decepciones personales, familiares y sociales, la depresión, el estrés, la angustia y sus demás acompañantes.

Emparchas, zurces, remiendas, reparas. Luchas, refuerzas, aumentas, redoblas. Imaginas, inventas, fantaseas, improvisas. Haces de todo para que funcione de una vez por todas, pero sólo empeora.

Como comenté en un Boletín, éste es un muy buen momento. Ya estás demasiado cansado y enfermo para seguir batallando, así que ahora puedes escuchar otra campana. Te es posible plantearte con sinceridad que la estrategia no funcionó y que es tiempo de cambiarla por otra.

Lo interesante es que en realidad no se trata de una táctica más para perseguir el mismo idealizado monstruo. Ese modelo y las astucias para conseguirlo son del Ego. Has invertido tu tiempo y tu energía en una ilusión, una ilusión colectiva pero ilusión al fin.

Sólo se trata de conectarte contigo mismo y con la Vida. ¿Cuándo te detendrás y mirarás en tu interior? ¿Cuándo encontrarás las respuestas que ya están en ti? ¿Cuándo comprenderás que ya eres? Esto es lo más difícil de captar. No necesitas más dinero ni amantes ni estudios ni logros ni empeños para ser alguien. YA ERES ALGUIEN. Alguien único y lleno de recursos y potencial.

Según mi experiencia (conmigo misma y con mis pacientes), no hay resistencia mayor que ésta. Todas las voces del Ego se levantan al unísono y se ríen, se quejan, critican, se enojan, se victimizan: "¡Por favor! Soy tan poco, soy tan malo, soy tan insuficiente, soy tan poco digno, soy tan mediocre, soy tan… (llénalo tú). ¡Vamos! ¡Levántate y sé mejor, consigue más, lucha, merécetelo!"

¡Por Dios! A lo que hemos llegado… Es tan patético cuando puedes abstraerte y observarlo. Comienza por aquí. Detente, respira profundamente, relájate, exhala la basura. Unas cuantas veces. Libera de tu cuerpo, de tu mente, de tu energía todo lo que te has y te han dicho. Mira cómo te abandona en forma de una nube negra y pesada.

Ahora, respira junto con el aire la energía divina contenida en él. Déjala que tome un color, el que necesitas ahora. Obsérvalo entrar a cada célula de tu cuerpo y relajar, equilibrar, fortalecer, sanar. Permite que te desborde y llene tus cuerpos sutiles. Repara en una pequeña luz que brilla en el fondo de tu corazón. Es la chispa de Dios en ti.

Háblale. Cuéntale cómo te has perdido y cómo ahora quieres regresar al Hogar. Pídele que te ayude, enviándote información, personas, situaciones. Prométele que estarás atento, que la próxima vez que te extravíes ya sabes adónde volver, que todos los días recordarás quién eres.

En la infinitud de la Vida en donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
Yo soy suficiente tal cual soy.
Valoro mis dones. Reclamo mi poder. Reconozco que soy el creador de mi vida.
Agradezco y bendigo todo lo que soy y me rodea.

sábado, 21 de junio de 2008

Gracias

Mi corazón se eleva en gratitud hacia el constante milagro de la Vida.
Danzan mis llamas duales en armonía perfecta, uniendo sus dones.
Acepto el Amor, la Paz, la Creatividad y el Poder manifestándose en sentimientos, pensamientos, palabras y obras.
Yo soy suficiente tal cual soy. Yo ya soy y tengo todo lo que necesito.
Gracias, gracias, gracias.

miércoles, 18 de junio de 2008

De conflictos y armonías

Hace tres meses, Argentina está en medio de un debate entre el campo y el gobierno. Es difícil saber todas las razones detrás de él porque, como siempre, cada uno tiene sus propios fines y los defiende mientras oculta los intereses furtivos. Detrás de todo esto, ciertamente hay un panorama mucho más grande en el que es complicado ahondar ya que va más allá de nuestra comprensión (y no me estoy refiriendo sólo a lo que podemos inferir en esta tercera dimensión sino a grandes movimientos energéticos en los que estamos todos envueltos).

¿Qué hacer? Una amiga que es muy implicada políticamente me confrontó, enojada, porque yo no tomaba partido. Le expliqué que, si voy a ser impecable con mi verdad y con mi propósito en esta vida, no puedo hacerlo. Elegir implica continuar la dualidad, intensificar el conflicto, agregar mi propia energía a la confusión y sufrimiento generalizados. No puedo teorizar acerca de integración y ascensión y, acto seguido, alinearme en un lado de la ecuación.

En esta disputa que, justamente, envuelve a la Tierra (nuestro Gran Hogar pleno de abundancia y generosidad) sería bueno que entendamos de una vez que hay para todos y que la carencia, la iniquidad y el desequilibrio son el resultado de factores humanos y no divinos.

Todos los días, en mi meditación, me sumo a la intención de equilibrio y de paz, pido que los involucrados sean iluminados hacia una resolución que implique el bien mayor para todos, me armonizo en mi propia quietud, sabiduría y amor incondicional. Esto último es lo más importante: sólo puedo dar lo que soy y tengo.

martes, 17 de junio de 2008

El humor de Osho

El viejo Ted llevaba varias horas sentado a la orilla sin pescar nada. Entre el sol y las cervezas se quedó dormido. Cuando un pez picó, Ted despertó, perdió el equilibrio y cayó al río. Un niño que observaba mientras Ted se debatía en el agua, le preguntó a su padre: “Papá, ¿ese hombre está pescando un pez o el pez está pescando un hombre?

El ser humano se ha vuelto completamente loco. El pez te está atrapando y arrastrándote: tú no estás atrapando el pez. En cuanto ves dinero, respetabilidad, poder, prestigio, dejas de ser tú mismo. Te olvidas inmediatamente de todo, te olvidas de los valores intrínsecos de tu vida, tu felicidad, tu alegría, tu gozo. Siempre eliges algo del exterior y lo intercambias por algo del interior. Ganas lo exterior y pierdes lo interior.

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Mi propuesta es para los que están dispuestos a cambiar su forma de vida, que están dispuestos a jugárselo todo porque en realidad no hay nada que jugarse: sólo tu felicidad, tu infelicidad. Pero la gente se aferra incluso a eso:

En un campo de entrenamiento, unos reclutas volvían de un día de marcha extenuante. “¡Qué vida esta” – se quejaba un novato – “A kilómetros de cualquier parte, un sargento que se cree Atila, sin mujeres, sin alcohol, sin permisos y, para colmo, mis botas son dos números más pequeñas.” “No tienes que aguantar eso. ¿Por qué no te pones otras botas?” “¿Para qué? ¡Quitármelas es el único placer que tengo!”

¿Qué más tienes que poner en juego? Sólo tu infelicidad. El único placer que tienes es hablar de ella. Fíjate en la gente, lo contentos que se ponen al hacerlo. Incluso la exageran, la adornan, para que parezca mayor. Pero la gente se aferra a lo conocido, a lo familiar. Lo único que han conocido es la infelicidad; es su vida. No tienen nada que perder, pero tienen miedo de perderlo.

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Un sacerdote se sienta al lado de un hombre en un tren. Al rato, saca unas frutas y unos utensilios. Corta cuidadosamente una banana, la coloca en un cuenco… y la tira por la ventanilla. Así sigue con distintas frutas: todas terminan arrojadas después de cortarlas meticulosamente. El hombre no aguanta más y le pregunta qué está haciendo. “Macedonia de frutas” le dice el padre. “Pero si lo ha tirado todo por la ventanilla”. “Sí, detesto la macedonia de frutas” replica el sacerdote.

Hay personas que pueden seguir haciendo las cosas que detestan. Viven en el odio. Siguen ahondando en las heridas, de modo que nunca podrán cicatrizar; no dejan que cicatricen, su vida entera depende del pasado. A menos que empieces a vivir en el presente, no serás capaz de olvidar y perdonar el pasado.

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Una viejecita judía va sentada en un avión junto a un noruego grandote. No para de mirarlo y al final le pregunta: “¿Perdone, es usted judío?”. “No”. Pasan unos minutos y le vuelve a preguntar. El hombre le sigue negando. Ella insiste. Para que deje de molestarlo, le dice que sí. La anciana lo mira y dice moviendo la cabeza: “No lo parece”.

Así son las cosas. Me preguntas “Cómo puedo ser yo mismo”. Olvídate de pretensiones, olvídate de ese afán por ser otro, olvídate del deseo de ser como Jesucristo, como Buda, de parecerte al vecino. Deja la competición y las comparaciones y serás tu mismo. La comparación envenena. Eres único. Esto no quiere decir que eres mejor. Ser único constituye una cualidad normal de todo ser, es tan natural como respirar. Todo el mundo respira y todo el mundo es único. La existencia jamás se repite. Respeta tu singularidad. Empieza a disfrutar de lo que eres.

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El mulá Nasrudín se cayó a un pozo negro y no podía salir. Se puso a gritar: “¡Fuego, fuego!” y vinieron los bomberos. “¡Aquí no hay ningún fuego!” exclamó el jefe. “¿Y qué quería que gritase – preguntó el mulá - ¿Mierda?”.

El ego es de tal manera que incluso si está en el infierno no lo admitirá. El ego se adorna continuamente. Me preguntas “¿Tengo que aceptar el infierno antes de conocer la dicha?”. No hay otra forma. No sólo tendrás que aceptarlo, sino comprenderlo y adentrarte en él. Tendrás que sufrir los dolores que te provoque hasta tomar conciencia completa de lo que es. Sólo cuando sepas lo que es sabrás, cómo lo has creado. Y sólo cuando sepas cómo lo has creado, podrás decidir si quieres seguir creándolo o no.

Pero te cuesta hacerlo. Te esfuerzas por negarlo y se hace inconciente, se desconecta de tu conciencia. Te sientes desgraciado y sonríes, pero es una sonrisa falsa. Enamoras a una mujer con tu sonrisa, pero ella hace lo mismo. También finge. De modo que dos sonrisas falsas crean esa situación que llamamos amor.

Ocultando tu desdicha no saldrás de ella, sino que generarás más desdicha. Haz la luz en tu mente y verás: comprenderás que todo lo que produce sufrimiento empieza a morir y a brotar cuanto es bello y gozoso. A la luz de la conciencia, lo que queda es bueno y lo que muere es malo. Esa es mi definición de la virtud y del pecado. El pecado es lo que no puede crecer con la conciencia; necesita de la inconciencia para crecer. La virtud es lo que puede crecer con la conciencia absoluta, sin ninguna dificultad.

viernes, 13 de junio de 2008

martes, 10 de junio de 2008

Entusiasmo

Estaba viendo un documental sobre la Sinfónica de Toronto y su nuevo director Peter Oundjian, un músico de enorme entusiasmo que se lo contagió a sus músicos, a los invitados, al personal todo y a la audiencia.

Se me caían las lágrimas y mi corazón daba un vuelco a cada rato, no sólo por lo hermoso de la música, sino también por ese apasionamiento cálido y simple que transmitía.

Estoy trabajando recuperar ese sentimiento. Se me fue disipando a lo largo de estos años y es, realmente, el único lugar desde adonde hacer algo. Cuando reviví mi nacimiento, lo que más me sorprendió es ese entusiasmo que traía a esta vida. Lo he sentido otras veces y es lo que logra todo.

Entusiasmo quiere decir “tener a Dios adentro”.

¿Sabes que tus sueños son la llave a la abundancia?

Muchas personas me consultan acerca de porqué siguen en un estado de carencia, a pesar de trabajar intensamente (o esporádicamente) con todas las técnicas posibles. En muchos casos, esto se debe a que creen que el dinero o determinada situación serán los que les proporcionen lo que desean.

Al vivir en una sociedad materialista, que se mueve en base al dinero, ponemos precio a nuestra felicidad. Creemos que si tenemos tanta plata, podremos ser o hacer lo que queremos. “Si sólo tuviese tanto, me sentiría tranquilo y seguro”. “Tengo tal proyecto, pero no tengo el dinero para iniciarlo”.

Por otro lado, los más humanistas también tienen inconvenientes. “No es espiritual ganar dinero”. “Yo hago esto como un servicio, así que no sé cuánto cobrar o me da vergüenza pedir”. “El dinero no hace la felicidad”.

Si Dios es Todo, ¿no es el dinero también? Cuando lo condenas, condenas a Dios y te condenas a ti mismo a una vida de pobreza. Es un pensamiento limitado y limitante. El dinero es una energía de intercambio. ¿Qué te parece esto? ¿Qué crees que tienes para intercambiar? (esta es una pregunta mucho más profunda de lo que piensas).

En general, ponemos nuestras necesidades como primera medida. Nos fijamos en las falencias y raramente en las capacidades que somos y tenemos. Así, andamos de menesterosos por el mundo, siempre con una mano implorante… muy bien aprovechada por los que necesitan esclavos y/o víctimas…

¿Cuál es tu necesidad más grande? ¿Se te ocurrieron cosas materiales? Debes saber que ellas son interminables y que nunca estarás satisfecho ni completo. Piensa: cuando compraste el último modelo de cualquier artefacto, seguramente te sentiste contento. ¿Cuánto te duró? Hasta que salió el nuevo. O hasta que tu vecino o compañero de oficina te mostró uno mejor. Envidia. Celos. Avaricia. Estos son los nombres de la necesidad material. Esto no es un juicio: cuando atraviesas las sombras, encuentras la luz (envidias lo que piensas que no eres o no puedes tener: ¡cree en ti!).

Entonces, ¿cuál es tu necesidad más grande? Amar y ser amado. Ser feliz. Lograr tus sueños. Encontrar tu Dios Interior. ¿Te gustan? ¿Y qué tienen que ver con la abundancia?

Recapitulemos: si crees que tus sueños se basan en el dinero, estás perdido. En principio, porque la inestabilidad creciente de las economías mundiales puede hacer que ese papel no valga nada. ¿Te comerás los billetes, te vestirás con ellos? Por lo tanto, no pidas dinero; realiza lo que hará que tengas todo.

Aquí entran tus sueños. ¿Sabes porqué no tienes abundancia? Porque estás bloqueándolos. Y con ellos, bloqueas tu vida. Estoy segura de que tú tienes proyectos que guardas en tu corazón entrañablemente. ¿Por qué no los llevas a cabo? Porque no tienes dinero. ¿Por qué no tienes dinero? Porque no concretas tus sueños. ¿Sigo?

Presta atención: tú viniste a ser un CREADOR. Tienes habilidades naturales, recursos prodigiosos, un potencial maravilloso, muchas relaciones de todo tipo con la Vida, posees Luz en tu interior. Sé que nadie te ha afirmado esto y que no te lo crees, pero es imperativo que te des cuenta de que así es. Cuando desencadenas tu genio, suceden los milagros.

En el momento que comienzas a sacar tus sueños a la luz y los vas logrando, te vas llenando de alegría y de poder. Te sientes feliz y realizado. La abundancia cae como una lluvia bendita sobre ti. Creces y te expandes y quieres compartirlo con los demás. Entiendes que el camino hacia Dios es a través de ser un co-creador con Él. Por eso, tus sueños, tus preciados y secretos sueños son la llave.

¿Cuáles son? Toma una hoja y escríbelos. Todos. Hay algunos simples (tener tiempo para tomar un café con un amigo, usar la ropa que te gusta, aprender a bailar), otros más complejos (separarte, estudiar, iniciar un negocio). Eres y tienes lo que necesitas para lograrlo. De verdad. Viniste con el sueño y con la aptitud y los recursos para realizarlo.

¿Cómo comienzas? Creyéndotelo. Haciendo una lista de tus bendiciones (esas cualidades, estudios, experiencias, trabajos, contactos, actitudes que no aprecias y das por sentados). Teniendo confianza en ti mismo y en la Vida. Amándote y valorándote. Haciendo los más simples para ir ganando entusiasmo. Créeme: cuando dejes de quejarte y bloquearte y muevas… la energía, todo vendrá hacia ti con sencillez y gracia. Sueña y concreta con alegría porque el camino hacia la realización y la abundancia es el gozo.

sábado, 7 de junio de 2008

Mi Corazón Diamante










Tiene miles de facetas resplandecientes,
tiene miles de rayos radiantes,
es más grande que mi cuerpo mi corazón de diamante.

Ilumina sin cegar,
enciende sin quemar,
guía sin imponer,
ama sin poseer.

No nació en la Tierra,
pero la ama apasionadamente,
líquidamente, terrenalmente.
Se bendicen
y se sostienen mutuamente,
mi diamante y Gaia.

Está vacío mi corazón
y está lleno de amor mi corazón
paradojal y sabiamente,
invitando con su luz
a todos los que buscan
su propia luz.

Rodeado de amorosos seres,
ayudado por mi Niña,
mi corazón de diamante dejó caer su velo
y me mostró su magnificencia.

Mis lágrimas lo humedecieron,
mis manos anhelantes lo recibieron,
mi cuerpo y mi casa se expandieron,
mi mente está tratando de adecuarse.

Mi corazón de diamante sencillamente brilla deslumbrante.

jueves, 5 de junio de 2008

Silencio rugiente

Me ha resultado difícil escribir los últimos días. Más bien, no tenía ganas. No sucede nada… y todo está sucediendo…

Estoy pasando una racha de “limpieza” muy fuerte: ideas, relaciones, pacientes, actitudes, cosas. Todo se está yendo. Sería un excelente momento para enojarme o deprimirme, pero, por el contrario, estoy sosteniendo el momento dejando que libere todo, que arrase y purifique.

Veo tambalearse y caer las preciadas estructuras del Ego. Me doy cuenta de la limpia impecabilidad que se me pide. Me choco con mis sombras y sus consecuencias. Hasta el cuerpo grita. Todo está bien.

De esos escombros, está surgiendo lo Nuevo. Aparece claramente la necesidad de ser íntegra, verdadera, amorosa, poderosa, humilde, conectada, alegre, aceptante, entregada. Lo logro de a ratos. El resto del tiempo presencio los derrumbes.

Siento el área del corazón movilizada continuamente. Una gran labor se está llevando a cabo. No sé en qué ni cuándo terminará. Pero confío. La intención fue afirmada. Ahora se está moviendo en mí y en el Universo.

Mi Dios Interior clama suave y poderosamente y yo estoy escuchando.

lunes, 2 de junio de 2008

El cliente nunca tiene razón

Se dijo esta afirmación en una serie televisiva que se ocupa de tratamientos psicológicos. Estoy muy de acuerdo. :-)

Generalmente, el paciente llega con una gran necesidad de repartir culpas a diestra y siniestra y busca que el terapeuta le avale esa conducta, “buceando” en su infancia, en sus parientes, en las circunstancias de su vida (presente y pasadas, si hace regresiones), en el país, en lo que sea.

Cuando el terapeuta comienza a mostrarle su nivel de responsabilidad en su propia vida, cuando le hace notar que, cuando acusa a los demás, “un dedo apunta para afuera, pero tres para adentro”, cuando lo insta a ser el creador de la vida que, declama, desea tener… es el terapeuta el que no tiene razón!!

Después de esto, el paciente tiene dos posibilidades claras: o se va a buscar a otro que se la dé y le acaricie la espalda con un ¡pobrecito!, o comienza la verdadera terapia: ese espacio maravilloso en donde ambos se encuentran para desplegar los potenciales que trajo a este mundo.

Bendigo el momento en que algún paciente elije esta segunda opción e inicia su florecimiento.