martes, 30 de septiembre de 2008

Bailando lo femenino

El fin de semana, fui a La Plata a atender y a visitar a una amiga. Ella está aprendiendo a bailar tango y fui a una clase para acompañarla. Pensaba sentarme a mirar o, como mucho, tratar de seguir algunos pasos. Cuando llegué, me di cuenta que estaban bastante avanzados. El profesor (un viejo piola y seductor) le pidió a un hombre que me enseñara los pasos básicos. Estuvimos una hora, totalmente concentrados en bailar. Fue genial.

A la noche, fuimos con dos amigas de ella a un restaurante libanés. Bailaron una chica y un chico (además de ser preciosos ambos, lo hicieron excelentemente). Al final, sacaron a algunos a “copiar” lo que hacían. Salí y me encantó jugar a ser una odalisca (me gusta mucho la música árabe). Mis compañeras me aplaudieron.

Charlando con mi amiga, estuvimos de acuerdo en lo difícil que nos resulta a las mujeres de ahora estos dos bailes (sobre todo el tango), que son la exaltación de las cualidades femeninas de fluidez, conexión, entrega, intuición.

Además de practicar mi femenino, paseé por el campo y el bosque, por el centro, compré una linda remera, comí riquísimo, estuve con personas maravillosas: hice realidad el deseo de “un muy buen fin de semana”.

¿Adónde estaba yo que no me di cuenta de nada?!

Elena, una paciente, me dijo esto después de comenzar a abrir los ojos a una realidad que estaba todo el tiempo enfrente, pero no acertaba a ver con la mirada adecuada. O, como comentó otro paciente, “yo estaba viendo otro canal”.

El despertar a la verdadera naturaleza de este juego humano/divino está lleno de sorpresas. Lo que creíamos que el otro nos hacía, era un cuento que nosotros habíamos inventado. Lo que pensábamos que era castigo, mala suerte, karma, destino, era nuestra creación. Lo que afirmábamos era desafecto de los demás, carencia, ingratitud, olvido de Dios, era falta de amor, de respeto, de confianza en nosotros mismos.

“¿En qué estaba pensando?”, “¿tan ciega estaba?” se repetía Elena, entre divertida, enojada, asombrada. “Era como tener dos o tres colores y pintar lo que podía. Ahora, tengo un montón y no sé qué hacer, no me alcanzan las manos”.

Día a día, nuevas tomas de conciencia le van develando sus juegos, sus recursos, su potencial, sus sueños ocultos. Esto la sorprende más todavía. Antes, se proponía cosas y luchaba y se esforzaba y no conseguía lograrlas. Ahora, en que se está clarificando ella misma y sus deseos, le comienzan a llegar las ideas, los contactos, las posibilidades… y esto la asusta.

Es paradójico, porque la verdad es que no sabemos encarar la vida sin dramas. Nos encantan los dramas. Si no tenemos uno personal, nos metemos en los de los otros o los inventamos. Como dice el niño del video que recomendé en el último TIP: “Preocuparse es rezar para que suceda lo que no quieres”… ¡y nos la pasamos rezando!!

Adictos a la adrenalina de las emociones y pensamientos negativos, al vacío desacralizado de la cultura imperante, a los noticieros que nos dicen que todo es un desastre, creemos que la vida es un sufrimiento interminable, una lucha agotadora para obtener lo que deseamos, una prueba exigente que rendir para ser aplazados al final. Tiene algunas alegrías y logros de vez en cuando, pero se terminan pronto…

Hipnotizados por la ilusión en tres dimensiones, sin una visión espiritual internalizada e incorporada, compramos afuera lo que parece ser la felicidad, sin darnos cuenta de que TODO está adentro. Cuando por fin caemos rendidos (y hay que rendirse para lograrlo), no podemos creer que lo que tanto buscábamos estaba ya en nosotros.

Elena asiste a situaciones que nunca pensó posibles, después de tanto lucharlas. Ahora que está solucionando sus propios temas, metida en ella misma, su esposo le dice y hace cosas que siempre deseó, pero que él (cuando se las reclamaba resentidamente) le negaba. Vuelvo a la paradoja (porque toda verdad es una paradoja): cuando uno suelta las exigencias, los dramas, las proyecciones, los conceptos equivocados, todo viene a uno fácil y sencillamente. La Vida es simple. Nosotros la complicamos.

Me dice: “Al comienzo es un poco doloroso, frustrante, confuso (producto de las defensas y resistencias del Ego, agrego yo), pero me encanta. Jamás volvería a lo de antes”. De hecho, ya no se puede. Una vez que abrimos la puerta, solo resta caminar hacia lo mejor de nosotros, hacia lo que somos.

Al principio, es excitante darse cuenta de tantas cosas y uno cree que ya no podrá más con tanto, pero… el alma sabe manejar el proceso y, cuando llega a un punto de saturación de ese peldaño de la evolución, frena para permitir INCORPORAR la información a la vida diaria. Muchos se quedan en este paso y “se la creen”, como diríamos los argentinos. Ya saben, ya está. Se quedan en la teoría. No, ése es un tiempo para poner en práctica lo aprendido. Luego, vendrá otro escalón y otra experimentación.

Las herramientas son fáciles y familiares, pero hay que ponerlas en acción con constancia y entusiasmo. Debemos aprender también a acallar las múltiples voces del adentro (las del Ego y sus inhumanas demandas) y del afuera (las de los cercanos, las de la sociedad) y, en el silencio, sintonizarnos con nuestra voz interior, ésa que tiene las respuestas.

Esto también le está pasando a Elena. Un día, escuchó una solución a un tema de salud, que jamás se le hubiera ocurrido (ni querido), pero que era el correcto. Adentro, sabemos todo. Quizás, por eso no queremos entrar en nosotros. Seguimos deseando el drama, la mentira, la fachada vacía de contenido.

Por mi propia experiencia y las de mis pacientes, libéralos. Eres un Ser maravilloso, digno de las mejores vivencias, te lo voy a seguir repitiendo hasta que te lo creas. En eso soy constante. Yo también me lo insisto, porque cada vez descubro nuevos horizontes que explorar.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Diseño Humano

Esta semana, estuve informándome acerca de esta interesante técnica (¡gracias, Analía Jalil!) y algunas fichas cayeron en su lugar (todo cae cuando estamos listos…).

Mi perfil de Proyectora Emocional “en los primeros siete años de vida, necesita una atención constante de sus progenitores, y que le muestren y le inviten a las dulzuras del mundo y de la vida. Es, desde niño, un ser delicado e inteligente, consciente de su fragilidad en la interacción y de su necesidad de mantener una relación de armonía con su entorno”, cosa que no tuve. Así, fui desconociendo mi interior y proyectando una “imagen” de mucha acción y empuje, cuando, en lo más profundo, soy sensible y más observadora que actuante.

Esta falta de reconocimiento de mis verdaderos recursos y cualidades (agravadas por la demanda de los demás de hacer determinadas cosas que no me eran propias) desembocó muchas veces en resentimiento. “En un entorno en el que sus atributos naturales reciben un reconocimiento genuino, los proyectores dan siempre lo mejor de sí mismos, cohesionando y coordinando el tejido social en el cual viven integrados, optimizando como observador especializado el despliegue de la fuerza de los manifestadores y generadores”.

Muchas situaciones vinieron a mi recuerdo. Una de ellas: estaba en un grupo en el que se debía decidir una determinada acción. Se discutía la manera de hacerlo, sin llegar a ningún acuerdo. Capté lo mejor de cada propuesta e hice una síntesis que conformó a todos. Satisfechos, me dijeron: “ya que lo tenés claro, implementala”. ¡No! Yo no tenía interés en eso. Yo sólo había contribuido con lo que sabía hacer. Era cuestión de los demás (de los que estaban preparados para eso) llevarla a la realidad. Pero, me callé la boca y seguí adelante, enojada y temerosa de no poder lograrlo.

No reniego de esas cosas, porque aprendí muchísimo en el camino, pero ahora quiero honrar las cualidades con las que nací. La estrategia vital de un proyector no pasa por empujar ni entrometerse sino por ser invitado por el reconocimiento de su aporte sensible, especializado, armonioso. ¿Me invitás?

martes, 23 de septiembre de 2008

¿Eres bueno o malo?

Comencemos por lo obvio (¿o por la dificultad de ver lo obvio?): estamos en una dualidad. Todo lo percibimos en pares de opuestos: alto/bajo, lindo/feo, rico/pobre, luz/oscuridad, bueno/malo. Así, nos vamos de un extremo al otro, sea eligiendo, escapando… o cayendo sin tomar conciencia.

¿Cómo se manifiesta la dualidad en tu vida personal en forma más significativa? “Soy el bueno, los otros son los malos” es la más común. Proyectas en los demás todo lo que no te gusta o no quieres ver de ti mismo. Ellos son tus espejos. Seguramente, ya escuchaste esto mil veces. ¿Cuánto lo pones en práctica? ¿Cuántas veces reaccionas sin siquiera considerarlo un momento?

“Todo lo que me parece malo no soy yo, tengo que encontrar mi yo real” es una variación peligrosa. ¿Por qué? Porque rechazas y te peleas inhumanamente con esas partes negativas sin darte cuenta de que están ahí para que aprendas más de ti mismo, para profundizar tu comprensión.

Tú eres un Ser Íntegro. Esto quiere decir que bueno y malo son simplemente las dos caras de una misma moneda. Cuando puedas ver todas tus facetas y aceptarlas y darles lugar en tu espacio interno, entonces brillarás como el Ser Completo que eres y tendrás la paz que anhelas.

¿Eras la “nena buena”/el “nene bueno” en tu infancia? ¿Suprimías partes tuyas para agradar, para recibir aprobación, para que te quieran, para ayudar a los otros, para pasarla bien, para lo que sea? Entonces, debes tener una gran mochila sobre tus hombros… y mucha oscuridad que busca ser iluminada.

Una mujer (es muy común este comportamiento entre nosotras) me escribió hace poco que ya no daba más, que estaba harta de cargar con todo: padres ausentes, parientes desagradecidos, maridos (dos) inútiles que no traían suficiente sustento al hogar, hijos difíciles, empleo espantosamente demandante, compañeros aprovechados. Ella se describía buena y considerada con todos, atractiva, trabajadora incansable, capaz, exigente… ¡la Mujer Maravilla! Le pregunté: ¿cuántas facetas no puedes ver de ti misma que necesitas que los demás actúen semejante nivel de abuso e ingratitud?, ¿qué comportamientos correctos y autosacrificados despliegas constantemente?, ¿qué estás negando?, ¿qué vacío tratas de llenar?, ¿qué idealizas tanto que precisas ser perfecta? Son interesantes preguntas para responderse, ¿no crees?

Durante mucho tiempo, jugué el rol opuesto. Al ser rebelde, contestataria, independiente, con ideas innovadoras, yo era “la mala”. Asumí el papel con ganas y tuve comportamientos destructivos más de una vez. Ya de grande, comprendí que me negaba muchas partes espléndidas porque no correspondían a lo que se suponía yo era. Hice (y sigo haciendo) una gran tarea interna para activar esos aspectos que también son míos y atenuar otros, sin perder su fuerza.

Hablé de dualidad. Estamos en los inicios de la trialidad: “el proceso de mezclar y combinar AMBOS elementos, TODOS los elementos, tratando de hacer algo nuevo y práctico, algo que funcione con precisión razonable bajo TODAS las circunstancias posibles”. Lo más interesante de esto es que no hay reglas, no hay manuales en realidad. Tú lo haces a tu manera. Sólo hay herramientas que te ayudan, pero tú eres el creador del cómo, el cuándo, el para qué.

Paso a paso, de un momento al otro, sin expectativas ni castigos, puedes adentrarte en los mil modos que tu Ego ha adoptado en este cuerpo, en este tiempo, en este lugar, para jugar los aprendizajes que tu Alma se planteó al encarnar. Sí, es un juego. No hagas dramas ni tragedias innecesarias; ponle humor. Pero sé impecable e implacable con los pensamientos y las emociones que te descentran, que te sacan de ese lugar de experimentación y creación. Como dijo Ramtha: “Cuidado con las actitudes: no continúes fragmentando tu Yo con juegos vanos. Es en las actitudes, todas ellas basadas en el pasado, donde está atrapado el Poder”. No lo conseguirás en un pestañeo: es la tarea de la vida entera. Vive plenamente el momento, con la conciencia totalmente atenta, con el corazón abierto. Ya sabes que estoy aquí para acompañarte a lograrlo.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Cuentito espejado

"Hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subirlas, se encontró con una puerta semiabierta, y lentamente se adentró al cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había mil perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los mil perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: "¡Qué lugar tan agradable, tengo que venir más a visitarlo!".

Tiempo después otro perrito callejero entró al mismo sitio y al mismo cuarto, pero este perrito, al ver a los otros mil perritos del cuarto, se sintió amenazado ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Empezó a gruñir, y vio como los mil perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros mil perritos le ladraron ferozmente también a él. Cuando este perrito salió de aquel cuarto pensó: "¡Qué lugar tan horrible, nunca más volveré a entrar aquí!".

En el frente de aquella casa había un viejo letrero que decía: "La casa de los mil espejos". Los rostros del mundo son como espejos. Según seamos, así vemos.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Aturdiéndose

Hoy, fui al Microcentro y "navegué" en una marea de gente, sean locales o turistas. La cantidad de estímulos es impresionante, tanto en la calle (anduve paseando un poco por Florida) como en los negocios y en la gente misma.

No sé porqué me acordé de cuando fui a visitar a unos famiiares en una pequeña ciudad de Córdoba. El silencio era atronador. Me encantaba. Ellos prendían la radio... y yo la bajaba o la apagaba. Después de un par de veces de hacer eso, les dije que me parecí alucinante sentir ese silencio. Ellos me contestaron que... estaban hartos de él y que querían ruido!

Una ex-pareja tenía un campo en Entre Ríos. Un día, él llevó a un amigo para que lo conociera. A la tarde, se fue a la ciudad, diciéndole que volvía en un par de horas. Como era habitual, tardó mucho más y llegó cuando ya era de noche. Su amigo, una persona que siempre había vivido en Buenos Aires y que nunca había salido de ella, estaba totalmente perturbado. No podía soportar el silencio, la oscuridad, la soledad.

Además de estas percepciones propias de los que viven en las grandes ciudades, las pequeñas y el campo, el tema de base es que no sabemos estar solos, en silencio, acompañados de nosotros mismos. Parece que no somos una buena compañía...

martes, 16 de septiembre de 2008

¿Y si te vistes y te sientes ma-ra-vi-llo-so?

Me gusta ver algunos reality shows en la televisión, como “¡No te lo pongas!” o “Trinny and Susannah”. Se trata de cambiar totalmente el guardarropas de alguien a quienes sus familiares y amigos creen que se viste… mal. Es bastante común que sean mujeres que jamás han gastado en sí mismas, pero sí para sus hijos o maridos o que ayudan a otros y que se esconden detrás de ropas demasiado grandes o ridículas.

Es bastante sorprendente a veces lo mal que se sienten cuando se tienen que ocupar de sí mismas, alejadas de todos. Se niegan a gastar ¡tanto! en un tapado o en un par de zapatos. En el fondo, se consideran feas, muy gordas o muy flacas, poca cosa, se han olvidado de sí mismas (si alguna vez se consideraron). Algunas tapan esto con actitudes extravagantes o serviciales pero, al final, terminan dándose cuenta de su poca autoestima, de la necesidad de estar tras de los demás para ser alguien.

Con el enorme cambio producido (no sólo externamente sino internamente), vuelven a sus casas y se encuentran con que los otros las aprecian más en esa nueva actitud que como estaban antes. Esa es la paradoja de muchos (de las mujeres en especial): creen que son más valorados cuanto más se sacrifican, pero en realidad es al revés.

¿Por qué? Porque esa actitud es una carga para los demás: tenemos que hacer felices a mamá porque ella se sacrifica por nosotros. Ella no es feliz sola, ella no es nadie sin nosotros, ella da tanto que uno no puede compensar eso jamás, ella… nos carga de culpas…

Invariablemente, hay una cuota de resentimiento de las dos partes en esto. De una, porque se pone a un lado, porque no tiene vida propia, porque no es reconocida. De la otra, porque siente ese reclamo (expresado o no).

Por otro lado, esto encubre algo más profundo: una parte evita conocerse, ocuparse de su propio bienestar, saber qué otras posibilidades tiene. La otra, evita crecer, hacerse responsable de su vida. Las dos tienen un acuerdo tácito de mantener ese estado, sin desarrollar el verdadero potencial que traen.

¿Las mujeres “modernas” se salvan de esto? No. Más bien están más cargadas todavía. El otro día, escuchaba la publicidad de una revista para “la mujer que era perfecta en todo: hermosa, excelente profesional, madre genial, esposa cariñosa, etc., etc.”. ¡Mi Dios!, pensé, ¿alguna otra exigencia? Tironeadas por sus propias demandas, las de sus hijos, las del trabajo, las de sus maridos, terminan abrumadas, cansadas, irritables.

¿Y los hombres? ¿La sacan mejor? No. Su viejo de rol de “proveedor” está más difícil y exigido que nunca. Además, los cambios en las mujeres han puesto en entredicho mucho de sus ideas y acciones y les cuesta encontrar una nueva posición.

Hombres y mujeres están agobiados y oprimidos por antiguos y nuevos imperativos, con la imposición de que “deben ser perfectos”. El Ego se mata con este tema, ya siempre se siente inadecuado, inacabado, desacertado, por lo que no puede percibir que YA somos perfectos e íntegros.

Como comentaba en el anterior Boletín, no es cuestión de correr detrás de las quimeras que la sociedad vende. Más bien, se trata de frenar y replantearse quién es uno, qué quiere, cómo lo quiere, con quién desea compartirlo, para qué está aquí. En fin, las grandes preguntas de siempre, que no conviene mucho reflotar porque, de lo contrario, saltarían las tontas y pobres pretensiones de estos tiempos, vestidas de Versace.

Como nunca, asistimos al embrutecimiento de las masas a través del entretenimiento (como escribí en “Discriminando”). Nos cuesta horrores estar en silencio, solos, escuchándonos. Inmediatamente, crece el miedo, el vacío, los planteamientos, los sueños irrealizados, las recriminaciones.

Confiar en nosotros mismos y en la Vida es una respuesta. Una renuente respuesta al principio, ya que no estamos habituados. Como mucho, después de leer material de autoayuda, confiamos en ser “positivos”. Algo es algo, pero en el fondo no es más que lo mismo disfrazado.

Confiar es abrazar la vida con todo lo que tiene. Es saber que puedes con cualquier cosa, porque tú has creado esa cosa. Es entregarte al fluir. Es creer que todo es para tu propio bien y de la totalidad. Es rendirte a la magia del presente, a este instante fugaz y eterno. Es aceptarte y amarte. Ya.

viernes, 12 de septiembre de 2008

A tiempo

Hoy, una paciente a la cuesta cortar con las indecisiones y los planteos (es libriana) me hizo acordar una historia que leí de un pintor. Había ido a una muestra de pintura de su nieto en un jardín de infantes. Se sorprendió de las maravillas que habían hecho los niños. No lo podía creer. Felicitó a la maestra efusivamente y le preguntó como había logrado esos resultados. Ella le dijo: "se los saco a tiempo".


Si se los dejaba, terminarían siendo un enchastre, pero retirados en el momento justo eran obras de arte. Lo mismo nos pasa con muchas ideas, proyectos, metas, reflexiones. Los seguimos dando vueltas hasta que se convierten en confusiones tan grandes que se pierden o nos pierden.

¿Los habré terminado a tiempo? Más muestras de mi período pictórico:


Discriminando (en el verdadero sentido)

Hace bastante, a una amiga le habían contado acerca de un hecho bastante terrible. Ella no lo creyó en principio, hasta que lo escuchó en un programa contado por un periodista. Entonces, me llamó por teléfono y me dijo: “salió en la tele, así que es verdad”. Unos días después, alguien que había presenciado un accidente me contó que, cuando lo vio en un noticiero, se le hizo real.

En ese momento, pensé que era muy perturbador que le diésemos ese poder a la televisión (o a los medios en general). Hoy, estaba mirando una película acerca de la manipulación de los gobiernos, los centros financieros y los medios sobre la gente y, en medio, pasaron una escena de una película que me había impactado cuando la vi: Network (de 1976). En ella, un periodista (protagonizado por Peter Finch) que va a ser despedido, amenaza con suicidarse en cámara y los ratings suben astronómicamente. La cadena le pone un programa en donde, como un profeta moderno, habla de lo que normalmente se calla.

En uno de las diatribas, dice: “La mayoría de ustedes no leen ni se informan, la única verdad que reciben es a través de este tubo (el televisor). Este tubo es el Evangelio, la última Revelación, puede producir o quebrar presidentes, papas, primeros ministros. Este tubo es la fuerza más fantástica en este mundo sin Dios: ¡ay de nosotros si cayera en manos de gente equivocada! Y cuando las compañías más grandes del mundo controlen la más fantástica fuerza propagandística de este mundo sin Dios, ¡quién sabe qué mierda se venderá como verdad! Escuchen, la televisión es sólo un maldito parque de diversiones: somos el negocio de matar el aburrimiento. Pero ustedes se sientan allí, día a día, noche a noche, todas las edades, colores, creencias, somos todo lo que ustedes conocen. Están empezando a creer las ilusiones que estamos rodando aquí, están empezando a pensar que el tubo es la realidad y que sus propias vidas son irreales. Ustedes hacen lo que el tubo les dice: se visten como el tubo, comen como el tubo. ¡Esto es locura masiva, maníacos! ¡En el nombre de Dios, ustedes son lo real, nosotros somos la ilusión!”.

Al tiempo, el programa pierde rating, así que no me acuerdo si lo despiden o lo mandan matar en vivo y en directo (creo que esto último). Pero me pareció interesante recordarlo y replantearse con qué actitud crítica miramos no sólo los medios sino también el mundo tal como nos lo venden.

martes, 9 de septiembre de 2008

Nuevo Blog

Leí por ahí: “La casa de la Creación tiene innumerables habitaciones, ventanas y puertas. Destraba todas las puertas, abre todas las ventanas”. Concretando mi deseo de “vivir artísticamente” como escribí en el blog a fines del mes pasado, me hice socia de una Biblioteca Municipal y estoy leyendo un par de libros de Cortázar. También, escucho más música, canto (¡horriblemente!), bailo (con más ganas que arte). Como me gusta la fotografía, se me ocurrió hacer un blog. Te invito a visitarlo: se llama “Imagen y Sentimiento de Buenos Aires”.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Familia

El sábado, fui a la fiesta de cumpleaños de Rosa, una amiga del grupo de gimnasia china (cumplía 70). Éramos unos 40. Nos había dicho que invitaba a su familia y a sus amigos a "empanadas y vino" nada más. Apenas llegamos, había muchísimas cosas ricas caseras como entradas frías. Luego, las empanadas y, al final, una mesa de dulces con tortas exquisitas.

Pero, las verdaderas sorpresas (para todos) se dieron después. Sus hermanos contrataron a una pareja de bailarines de tango, que se lucieron y además enseñaron a bailar. Luego, nosotros hicimos una de las danzas chinas (si lo querés ver: http://www.youtube.com/watch?v=8s4M4E83p2Q, soy la que está a la izquierda de la maestra, casi tapada por ella, con una blusa blanca que me hace gorda) y nuestra maestra hizo una hermosa presentación con un abanico. Enseguida, entraron unos mariachis a cantarle de parte de su hijo Eric y de su nuera que viven en Nueva Zelanda, lo cual la hizo llorar y emocionar a todos.

Cuando nos íbamos, algunos comentaron que había sido una fiesta "familiar" de esas que ya no se ven, de las de antes. Me hizo acordar a cuando hice una fiesta para mi cumpleaños 50 en que junté a mis amigos con mis padres y algunos familiares de Paraná y Chascomús. Una amiga dijo que le había gustado porque había sido auténticamente "familiar".

Creo que la noción de familia ha cambiado bastante y no sé si para mal. Tal vez, se ha ampliado para incluir a los amigos. Quizás, se ha vuelto más superficial en otros aspectos, o no tan contenedora, aunque puede ser porque estamos aprendiendo a pararnos sobre nuestros pies de otra forma, más empoderadora, en lugar de estar sostenidos por la familia como antes. ¿Comentarios?

viernes, 5 de septiembre de 2008

Tarde fría de viernes...

Estoy escuchando a Ottmar Liebert, investigando sobre Mondrián en Internet, leyendo "Rayuela" de Cortázar, mirando mi signo en un libro de Astrología Esotérica, observando cómo el calor de la estufa desdibuja las cosas (como en la ruta en el verano) mientras un viento ingrato mueve el bambú, pensando qué voy a comer después y qué me pondré mañana en un cumpleaños, cambiando a Liebert por Carmina Burana (quiero que el San Martín la reponga y volver a verla), escribiendo lo que deseo, escribiendo en el blog...

jueves, 4 de septiembre de 2008

Secretos verdaderos

En distintos ámbitos, estoy observando la enorme inyección de luz que está ocurriendo. Ello implica que la oscuridad está siendo revelada fuertemente. Tendemos a tomar esto último como la totalidad y creer que las cosas están cada vez peor, cuanto en realidad están buscando su resolución.

Por cientos de años, la humanidad (tanto grupal como individualmente) ha transcurrido tratando de esconder las sombras, mostrando una fachada de lo que se consideraba correcto y apropiado según la sociedad en que se vivía. Así, lo que no estuviera de acuerdo a esto, se negaba, se ocultaba, se reprimía, se combatía.

Desde hace unos pocos años, estamos vislumbrando un enorme cambio: todo está siendo exhibido. Sean clandestinidades de estado, corrupciones varias, injusticias, crímenes, etc. Sean secretos familiares, ocultamientos de situaciones “mal vistas”, enojos y tristezas escondidos, violaciones o abusos de distinta índole, etc. Sean informaciones esotéricas o espirituales mantenidas para unos pocos elegidos. Sean traumas no resueltos, aspectos negados, temores evidentes o inconcientes, carencias diversas, miedos al amor, a la vida, a la realización personal o profesional, etc.

Como todo esto debe ser liberado, primero es necesario que aparezca en toda su dimensión. Están surgiendo una cantidad impresionante de situaciones que fuerzan a la sinceridad de lo que es. “La única verdad es la realidad” dijo Aristóteles. Hasta tanto no aceptemos la totalidad de lo que somos y de lo que hemos hecho, nos perdonemos y perdonemos y comprendamos la auténtica razón de ello, seguiremos tratando de tirar la basura debajo de la alfombra y mostrar una imagen que no tiene que ver con nuestra realidad. Digo tratando porque ya no será posible.

Es mucho más inteligente y sencillo tomar la oportunidad de esta liberación y comenzar a explorar el costado luminoso de nuestra existencia como seres divinos en un cuerpo humano. Te acompaño.

martes, 2 de septiembre de 2008

¡Les presento a mi papá!


Versión con gorra y sin gorra... ¿No es un "dulce de leche", como dice una paciente?
Estoy feliz de poder compartir estos tiempos con él, de conocerlo más y disfrutar muchas cosas, después de años de mala relación que pensaba que iba a terminar peor. Ese es el milagro del perdón, el trabajo interior y el amor. ¡Gracias, papá!

¿Qué es la confianza?

Una paciente me contaba que, trabajando con el tema de cómo sus dolores pasaban de un lado al otro sin encontrar bienestar (tiene parálisis cerebral), de pronto se le ocurrió: “cuando tomo aire, tomo a Dios; cuando exhalo, me entrego (y entrego el dolor)”. Sintió una enorme paz cuando lo hizo y sus dolores comenzaron a ceder.

Mientras me lo decía, lo percibí en el cuerpo. Al inhalar, el cuerpo se carga, se expande, se prepara para la acción. Al exhalar, se contrae, se relaja, se rinde. Lo común en la sociedad que vivimos es lo primero: un cuerpo tenso, saturado, listo para actuar, con una respiración de tomar (que llega al extremo en los ataques de ansiedad o de pánico). Lo segundo es visto como debilidad o, en el mejor de los casos, como algo para realizar en los raros momentos de ocio o de vacaciones (que en realidad son más momentos para actuar: no se sabe simplemente estar).

Esta noción de HACER continuamente está haciendo estragos, especialmente en las mujeres que han agregado a las tareas de la casa las de sus profesiones. Antes y después de sus horarios de trabajo afuera (porque siempre trabajan), se hacen cargo de las cosas de la casa y de los hijos, mientras, muchas veces, sus esposos se van a “distraer/relajar/descansar”, como si ellas no tuvieran el mismo derecho.

Este un tema que amerita más espacio, pero aquí lo que quiero destacar es la compulsión a la acción, a acaparar espacios y actividades (a pesar de las quejas continuas al respecto) como una forma de ser o de obtener poder.

Hemos confundido tanto este tema que pensamos que tenemos que hacer para ser. Así, creemos que, cuanto más hacemos (y tenemos), más somos. Es entendible entonces la gran frustración que desanima a muchos: si hacen tantas cosas, si tienen tantas cosas, ¿por qué no se sienten mejor, por qué tanto vacío, por qué todavía no son suficientes?

La razón es que SER no es una actividad. Es una entrega. Ya somos. Lo que nos impide rendirnos a esta verdad es que pensamos que no somos… bastante, bastante buenos, capaces, hermosos, creativos, amorosos, inteligentes, adecuados, lo que sea. En esta inhabilidad para aceptarnos como somos, para apreciar la multitud que contenemos, para trazar un rumbo pleno y lleno de enriquecedores aprendizajes encontramos el dominio del Ego.

Como él fue instrumentado para llevar a cabo los designios del alma, implementa lo que sabe: hacer. Es necesario ponerlo nuevamente en su lugar y tomarnos el tiempo de conocernos, de aceptarnos, de entregarnos a nosotros mismos y hacer desde el corazón. De esta forma, todo se simplifica.

Con otra paciente, embarazada, comentábamos lo difícil que nos resulta hacer esto y confiar (para mí también, como habrás leído en el blog). En cierta forma, encontramos seguridad en los problemas y dificultades. Como dice “Uno”:
“Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina”

¡Qué necesidad?! diría yo… Pero, así estamos. Haciendo un tango de todas las cosas y sintiéndonos cómodos en la batalla del diario vivir. Porque, por otra parte, ¿cómo es ser, hacer, tener, crecer desde parámetros más amorosos, simples, conectados a lo divino, concientes, abundantes, creativos? ¡No lo sabemos! Y esto da miedo… tememos lo nuevo… y “mejor malo conocido que bueno por conocer”…

Hace poco, leí en una canalización que “la Confianza es un don. ¿En qué consiste este don? Confiar es saber que cada quien recibe información, que cada quien puede ser el artífice de su propio propósito, que cada quien tiene el impulso necesario para auscultar verdades y para develarlas donde corresponda. Si cada quien observara con Certeza qué verdades se le develan, se abrirían las puertas y se descorrerían los velos de una manera mucho más afianzada”.

La confianza se expresa en el cuerpo en una musculatura eutónica, en una postura con gracia y potencia, en una respiración libre y amplia. En la mente, en actitudes abiertas, innovadoras, creativas. En el corazón, en una relación aceptante y amante con uno mismo y con los demás. En la sociedad, en una actividad que manifieste el máximo potencial y servicio, en prosperidad y crecimiento. En lo divino, en la entrega a Dios. Inhalo a Dios y exhalo entregándome al Dios que Yo soy.

lunes, 1 de septiembre de 2008

De fracasos y aprendizajes

“El peso de tantos fracasos era como para deprimirle a uno y quitarle las ganas de ir a la oficina. Pero yo todos los días me levanto impaciente por abordar los retos y sintiendo la excitación de descubrir como los reveses de hoy nos sirven para resolver los problemas del mañana”

“Cuando uno abraza las noticias desagradables, no como eventos negativos sino como indicios de una necesidad de cambio, aquellas ya no pueden derrotarle a uno. Sino que se aprende de ellas. Todo depende de cómo se plantee uno los fracasos”

¿Quién escribió esto? ¡Bill Gates! ABRAZAR LA VIDA es aceptar TODO, no sólo lo positivo, lo bueno, lo que nos gusta. Lo que nos sucede es una creación personal; por lo tanto, aceptemos todo y preguntémonos porqué y para qué atraemos los “fracasos”.