martes, 11 de noviembre de 2008

¿Te buscas en el espacio correcto?

He recibido muchos mails elogiando el post sobre Inteligencia Sagrada y preguntando cómo conectarse con ella. La respuesta corta sería: desconectando al ego. Lo que lleva un poco más de tiempo es comprender qué significa esto y cómo hacerlo.

En principio, el ego es tu forma de vincularte a la “realidad” tal como se te presenta frente a tus ojos, tal como los que entramos a este mundo hemos acordado mantener. Esto que ves es una construcción, una ilusión que sostenemos entre todos. Es difícil entender que sea así, pero tanto la ciencia como la filosofía y algunas religiones han dado pruebas de ello. Al igual que no tienes que saber cómo funciona la electricidad para usarla, con esto es lo mismo: si te distancias un poco de lo que consideras tu realidad (tanto en lo individual como en lo colectivo), podrás apreciar que todo es impermanente e ilusorio. Tu memoria te hace pensar que hay un pasado, presente y futuro (sólo existe el ahora infinito); tus ojos te hacen creer en la solidez de tu cuerpo y de las cosas (no hay más que vacío y minúsculas partículas moviéndose en él); tu ego te mantiene en la certeza de que hay una persona atada a ciertos sucesos y que no puedes desligarte de ellos (eres un ser espiritual transitando una experiencia humana).

Cuando puedes poner en entredicho lo que consideras verdadero, se abre la puerta hacia la capacidad de elección, o sea hacia la libertad. Tu familia de origen, tu situación social, tus cualidades y defectos, las circunstancias de tus primeros años y muchas cosas más han sido seleccionadas por ti, han sido “guionadas” para aprender determinadas lecciones, en una urdimbre perfecta que abarca a todos los involucrados, incluso más allá de lo que percibes.

Actúas ciertos roles, ciertos juegos que te permiten desarrollarte y crear en espirales de evolución cada vez mayores. Teniendo en cuenta que, cuando entras a esta ilusión general, cuando naces, pierdes la memoria de tu realidad espiritual y de lo que has acordado, es fácil comprender porqué te pierdes en los juegos y los repites sin cesar, olvidándote de que no son condenas ni castigos sino nada más que oportunidades de crecimiento.

Te identificas tanto con ellos que los haces cada vez más grandes y dramáticos. Así, terminas prisionero de actitudes, situaciones, personas, lugares que repites hasta el hartazgo, hasta el sufrimiento continuo, hasta el límite de tus fuerzas.

Es probable que hayas leído esto antes, pero… ¿lo reconoces en ti?, ¿compruebas cuáles son tus juegos, tus roles victimizantes, tus zonas tóxicas? Hasta que no hagas esto, ellos manejarán tu vida y no estarás habilitado para crear algo nuevo y fresco.

El ego lucha por mantener lo que conoce. Te hace creer que debes esforzarte para ser alguien y lograr algo. Te susurra que todavía no eres suficiente. Te refuerza los mensajes de la sociedad. Te llena de miedos y dudas acerca de ti, de los demás, de la vida. Te “cuida”. Esto es lo más terrible, pero es cierto (para el ego): tus niños internos te protegen de volver a padecer lo que ellos sufrieron y por eso te amparan dentro de los límites de los juegos repetitivos: “no hagas tal cosa, no te juntes con ése, no salgas de lo que conocemos, no perdones, no crezcas, no vivas”.

Entonces, volviendo al inicio, si te permites dudar de lo que te parece tan real y desconectarte de las voces conocidas del ego, encontrarás que se te abre un mundo de una belleza, perfección, paz, sencillez, gracia y amor inconmensurables. En el TIP anterior, te conté acerca de los niveles de conciencia y evolución. Como bien señala Hawkins, la gran diferencia entre unos y otros es la noción de fuerza y poder. En los niveles del ego, necesitas fuerza para lograr todo. En los del alma, tienes el poder de ser y hacer todo.

Al acallar al ego, en ese silencio divino, te conectarás con tu maestro interno, tu alma, tus guías, tu ángel de la guarda, Dios/Diosa. No importa. Lo que importa es que tendrás acceso al gran campo de conciencia universal, a la Inteligencia Sagrada que reside en cada uno y que nos vincula con Todo lo que Es.

Las mayores posibilidades que imaginaste, las sincronicidades más increíbles, las cualidades que concebiste, la aceptación y la gracia, la Luz más brillante son tu derecho divino… y humano. Lo que eres es más grande que la fantasía de lo que quieres ser, porque… eres lo que estás buscando.

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