jueves, 10 de junio de 2010

Carmina Burana



Hace un par de años, ví este electrizante ballet de Mauricio Wainrot en el Teatro San Martín y me juré volver a presenciarlo cuando lo repusieran. En ese momento, estaba a metros del escenario y podía oir respirar a los bailarines. Hoy, dejé pasar el tiempo y terminé en el superpullman, ya que estaba todo vendido. Una visión totalmente distinta. Próxima, apreciaba la labor de cada bailarín y me mimetizaba con ellos. Arriba, podía observar los complicados juegos que realizaban y que se me perdían tan cerca. Una similitud con la vida...

Además de disfrutarlo intensamente, sentí lo mismo de siempre cuando presencio joyas de esta clase (en música y en danza): ¡amo la creatividad humana!!!!! ¡Por Dios, qué maravillas hemos concebido y plasmado!

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