lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Abandonamos la limitación y la dualidad?

Septiembre está siendo un mes poderoso. Nos está confrontando con nuestras elecciones pasadas y presentes, especialmente con el tema de la abundancia. Todos hemos sido inculcados con determinadas ideas acerca de lo que podemos ser o hacer o tener (orden que deberíamos mantener para nuestra vida y no al revés como sucede ahora). En general, están basados en limitaciones y carencias, salvo para los pocos afortunados que están en el tope de la pirámide, los cuales tienen derecho a toda clase de excesos.

Tendemos a dar por sentado lo que vivimos, a creer que, porque es así ahora, ha sido así siempre o debe ser así. No tenemos perspectiva y nos adaptamos pasivamente a los dictados de la época, sin criticarlos ni elegirlos concientemente. Al estar en tiempos rápidos, corremos sin mirar hacia adónde ni lo que estamos perdiendo en el camino. Como pensamos que hay UNA realidad (la que nosotros vemos), reaccionamos a ella, en lugar de darnos cuenta de que hay múltiples realidades: la que cada uno crea. Esta Matrix es tan maravillosa que le da a cada uno lo que quiere, es una portentosa ilusión alimentada por nuestros deseos.

Una característica de ella ha sido la limitación. En el fondo, esta es una experiencia de limitación, ya que, como cuerpo, hay muchas cosas que no es posible hacer. Nuestra mente puede ir hacia el pasado o el futuro, a miles de kilómetros, a cualquier situación en segundos, pero nuestro cuerpo sigue aquí. Como seres espirituales, el físico nos restringe a ciertas opciones, las cuales nos ofrecen una excelente oportunidad de aprendizajes intensos. Otra particularidad es la dualidad. Todo es percibido desde ella. Inevitablemente, nuestra mente se va de un extremo a otro, tratando de comprender, de evitar lo “malo” y de aferrarse a lo “bueno”.

Esto ha sido muy bien utilizado por algunos para hacernos creer que somos pobres seres restringidos, necesitados de guía y contención, cual niños pequeños. Si no fuera siniestro, sería gracioso darse cuenta de que, aún quienes ostentan tanto poder, no son más que marionetas de sus propios Egos, los cuales están siendo manejados por sus niños internos desbocados. Visto desde una cierta óptica, la sociedad actual es el imperio del Ego nada más… ni nada menos.

¿Qué está sucediendo ahora? Estamos saliendo de estas concepciones, corriendo las limitaciones y abandonando la dualidad, para entrar a la expansión de la Unidad. Cualquier intento de “emparchar el Ego” está destinado al fracaso porque es hora de ponerlo a las órdenes del Ser. Estamos siendo empujados a revisar nuestras concepciones de quiénes somos y qué podemos, a aceptarnos en la totalidad de aspectos que albergamos, a activar el potencial que traemos, a movilizar las capacidades de creación conectadas a Todo lo Que Es.

Los que se resisten a esta energía (que se está haciendo cada vez más fuerte), los que se aferran a los valores del viejo mundo están sintiendo el caos, el vacío, la violencia, la presión propia de la desintegración. Los que están despertando están siendo desafiados a liberar sus limitaciones y abrazar la sencillez y la abundancia del proceso de construcción en la unidad.

Estoy experimentando (al igual que muchos pacientes) la increíble sincronicidad y gracia de fluir desde el Ser en Acción, mientras soltamos los preceptos de limitación y desmerecimiento. Con cada paso hacia nuestra autenticidad, se nos abren puertas hacia nuestros sueños más preciados. El mundo es un gran patio de juegos, uno lleno de posibilidades que se manifiestan desde la intención centrada en el corazón, sostenida por la confianza, transitada con entusiasmo y unida a la Creación.

Es necesario que juguemos de verdad porque nuestra total Presencia es vital. Contribuimos al gran cambio sosteniendo la vibración de la Luz (que no lucha sino que se instaura) conciente y constantemente en nosotros. Subamos del nivel del Ego al nivel del Ser e iluminemos.

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