miércoles, 27 de febrero de 2013

Ser uno mismo

“No importa que te amen o te critiquen, te respeten, te honren o te difamen, que te coronen o te crucifiquen; porque la mayor bendición que hay en la existencia es ser tú mismo”. Comprendo esta afirmación de Osho porque, hace mucho, esta elección fue fundacional en mi vida.


Como a todos, mi Ego me bombardeaba con su necesidad de reconocimiento y aprobación de parte de los demás, pero, si seguía sus reclamos, yo sería infeliz porque no liberaría mi potencial para ser lo que vine a ser en esta encarnación. Toda verdad es paradojal, así que, una vez que decidí ser yo sin que me importara lo que nadie calificara o hiciera, me sentí libre y los demás me aprobaron o bajaron el tenor de sus opiniones. Es así: uno construye su mundo.

lunes, 25 de febrero de 2013

Una imagen vale más que mil palabras


¿Cómo te defines?


 Un Ego torturado en una realidad proyectada.
O


Un Ser espiritual, transitando una experiencia humana, en múltiples dimensiones, 
con conciencia en el aquí y ahora.

ELIGE.  ESA ELECCIÓN SERÁ TU VERDAD Y LO QUE ATRAERÁS.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Creando



“El que aprende y aprende y no practica lo que aprende, es como el que ara y ara y nunca siembra.” Esta frase de Platón me viene seguido a la mente cuando observo tantas personas leyendo y haciendo cursos constantemente sin aplicarlo en su vida cotidiana.  Saber mucho no nos cambia.  Es mejor saber poco y concretarlo con perseverancia que llenarnos con conocimientos que permanecen sólo en la mente.  Por el contrario, son una carga porque sabemos lo que podemos pero no lo probamos con vivencias.  Vinimos a experimentar (por eso tenemos un cuerpo físico), no a pensar solamente.  Pensamiento, palabra, acción: los tres pasos de la creación.

lunes, 18 de febrero de 2013

Para ti, que te preguntas: "¿y cómo lo hago?"


Es la interpelación (con tono desesperado) que más surge cuando hablamos de hacer cambios.  Lo interesante es cuestionarnos porqué creemos que es tan difícil y complejo hacerlo.  En realidad, lo complicamos  (como todo) y después nos quejamos porque se complicó.  Así que una primera sugerencia sería desdramatizar.  Si sólo practicáramos bajar la emocionalidad y respirar, volviendo a centrarnos, todo se haría mucho más sencillo.

Luego, recordar que, si nos propusimos determinado aprendizaje, también traemos la forma de resolverlo.  ¿Y cómo aparece?  Todos los días surgen oportunidades en nuestra vida cotidiana.  Lo que sucede es que no nos damos cuenta o las resistimos.  Supongamos que a María le cuesta mucho poner límites.  Trabaja en un empleo adonde su jefe y sus compañeros la sobrecargan con tareas que no le corresponden, justamente porque ella se calla y cede.  Ese es el tipo de lugar en donde puede elaborar su problema y no saldrá de ahí (salvo a otro trabajo en donde le hagan lo mismo) hasta que ella no aprenda.  Por lo tanto, cada día María tiene la posibilidad de rechazar alguna tarea de algún compañero, diciéndole de buena manera que no es parte de su función.  ¿Surgirán peleas continuas?  No, si María se ocupa interiormente de convencerse de su necesidad de respetar su espacio y su individualidad; de convencer a su Niña Interna de que será resguardada por ella siempre.  En la medida que comience a creerlo, su tono de voz, su postura, su actitud irán revelando su confianza y esta energía se hará patente para los demás, quienes, poco a poco, irán considerándola, dándole su lugar.

Este compromiso de amarnos y cuidarnos es primordial para todos y, sin embargo, es el menos abordado.  Utilizamos palabras de desmerecimiento, de carencia, de limitaciones constantemente; dramatizamos situaciones con emociones y pensamientos sobreexcitados; permitimos que los demás disminuyan nuestras contribuciones; nos hacemos víctimas del  mundo.

Nuevamente, encontramos oportunidades de cambiarlo continuamente.  El requisito indispensable para comenzar a hacerlo es la conciencia.  Si vivimos dormidos y reactivos, repetiremos los patrones infantiles.  Si ponemos un Testigo Interno, nos daremos cuenta de cuándo nos decimos que no podemos, no sabemos, no somos suficientes, no servimos.  Respiremos y exhalemos esa sensación.  Tengamos a mano frases cortas y contundentes para reemplazar esos pensamientos.

Aquí surge otro tema: no podemos cambiar lo que no conocemos.  Decimos livianamente. “yo quiero cambiar”.  ¿Qué?  ¿Por qué otra cosa?  Si no sabemos de dónde partimos ni para adónde vamos, nos perderemos en la selva de los NO.  En lugar de rumiar las mismas pasturas indigestas de siempre, es mucho más movilizador y entusiasta observarnos para conocernos profundamente.  Así, cuando percibamos que nos decimos determinado mandato (“nunca voy a poder expresar lo que siento”), respiremos exhalándolo y digamos un nuevo decreto (“me expreso con naturalidad y sencillez y los demás me comprenden”).  Luego, pasemos al acto, ya que, sin llevarlo al cuerpo, no cambiará.  Aunque nos cueste y lo hagamos mal al principio, lo importante es perseverar hasta lograrlo.


¿Difícil?  Más difícil es una vida de frustración y mediocridad.  Viniste con un potencial magnífico para crear y disfrutar.  Nadie te lo impide, más que tú mismo.  Las limitaciones que ves afuera nacen de adentro.  Sácalas de ti y se evaporarán afuera.  Así funciona.  Ahora ya lo sabes.  Ponlo en práctica.  Tú puedes.  Estás apoyado por tu Ser y por el Universo.  Deja de maltratarte y comienza.  Haz la transformación que tu alma te pide.

jueves, 14 de febrero de 2013

Una frase simple

“En la vida hay felicidad y tristeza. Cuando venga la tristeza, entonces sabré que necesito poner felicidad en ella, hacer algo que me haga feliz”, (dicho por un adolescente nigeriano, comenzando a vivir en Alemania, en Art Files.). 


Hoy, se habla mucho de amor... ¿Comenzamos por amarnos a nosotros mismos, dándonos felicidad, simplemente?

lunes, 11 de febrero de 2013

Más simple y fácil, en conciencia


Con relación al último Boletín “¿Aprendes a hacerlo simple y fácil?”, Rubén me escribe: “Hola Laura, me encantó tu boletín, dices las cosas de una manera cruda pero certera. Es cierto que complicarse para cualquier tarea cotidiana no tiene ningún sentido y te hace perder tiempo que es el recurso más valioso. Pero si siempre haces todo simple y fácil va a ser difícil descubrir algo nuevo, a veces con un poco de esfuerzo cosas nuevas salen a la luz, cosas que siguiendo la ley del menor esfuerzo nunca averiguarías (de los errores se aprende, muchos grandes descubrimientos han sido por accidente). Lo que me cuesta es saber elegir aquellas situaciones de las que se puede sacar provecho con un poco de esfuerzo y aquellas en las que simplemente tienes que seguir la receta más sencilla.”

Agradezco a Rubén por su reflexión.  Hay dos aspectos en lo que comenta.  Una es la referida a las actividades cotidianas, que muchas personas transforman en una carrera de obstáculos al hacerlas sin buscar la eficiencia en ellas.  Así, van tres veces al mismo lugar, alargan y dificultan las acciones, gastan tiempo y dinero apreciables… para realizarlas  con una actitud de pesadez, frustración y malhumor, que las cargan inútilmente.  No hay peor cosa que comenzar algo con mala disposición, porque implica hacerlo con una mochila de 50 kilos en la espalda.  Además de encontrar maneras eficientes y creativas de realizar algo, si lo iniciamos con buen humor se hacen mejor.  Si nos cuesta, antes busquemos animarnos con algo de música, de baile, de estirarnos y respirar, de lo que nos sirva.  Si no, tratemos de ser neutros.  De lo contrario, los únicos perjudicados somos nosotros.

El otro aspecto es el de rehuir a los desafíos por ir por la fácil.  No hay forma de escapar de las lecciones que son para nosotros.  Nuestra alma se encargará de presentárnosla continuamente, primero como oportunidades, luego como dificultades en el camino y después como paredes contra las que nos estrellaremos por no querer verlas de lejos. 

Y aquí me gustaría reconsiderar acerca de cómo tomar nuestros desafíos.  Es verdad que enfrentar lo que más nos cuesta es difícil, pero no podemos evadirnos de ello.  Sería más sabio tomarlo y resolverlo sin dramas, con sencillez y creatividad, con facilidad y conexión (cualidades de la Nueva Energía).  Resistir y sufrir son métodos de la vieja energía.  La conciencia y la presencia lo son de lo nuevo.

Lo cierto es que no estamos acostumbrados a ello.  Preferimos ignorar o rechazar en la ilusión de que desaparecerá.  No lo hará.  ¿Qué hay detrás de esta actitud ilógica?  No es nuestro Adulto el que lo hace.  Es nuestro Niño Interno el que tiene miedo.  Él no pudo con eso en la infancia y ahora nos previene, atemorizado hasta los huesos, para que evitemos el mismo dolor.  Es un círculo vicioso eterno, porque se volverá a repetir una y otra vez.

Darnos cuenta de que es una reacción infantil es importante.  Debemos aprender a contener las emociones desbordadas de nuestro Niño, explicándole lo que sucedió y asegurándole que somos nosotros quienes lo protegeremos de ahora en adelante.  Lamentablemente, somos “tomados” por él y no distinguimos entre nuestros aspectos infantiles y adultos, entre el Ego y el Ser, entre desgracias y aprendizajes.


Rubén dice que es crudo lo que escribo.  Creo que es hora de que nos dejemos de comportar como pobres víctimas de la vida y comencemos a descubrir el enorme poder que tenemos.  Nuestros Niños Internos traen las lecciones que nos propusimos.  Sanándolos, accedemos al potencial que traemos para una vida plena.  Dejándolos en su dolor, permitiendo que nos manejen, intensificamos la idea de limitación y carencia con que alucinamos cotidianamente.

Es muy distinto pararse en la Vida desde el papel de pobre ser humano común o desde un ser espiritual transitando una experiencia humana.  No estamos formados para ello y la sociedad no ayuda.  Pero es el inicio de una maravillosa aventura en el que comprendemos que llevamos adentro la serenidad, la alegría, la abundancia, la sabiduría, el poder y el amor que buscamos afuera.  Comienza ahora.

viernes, 8 de febrero de 2013

Amor y aceptación



'La gente acepta el amor que le parece que merece'.  Lo leí hace poco y es una gran verdad.  Y es una confirmación de que nosotros somos el origen de todo los que nos rodea, porque alguien puede amarnos clara y profundamente, pero, si creemos que no lo merecemos, lo boicotearemos o lo dejaremos ir.  Sólo cuando nos amemos incondicionalmente, cuando descubramos el diamante que somos, podremos aceptar que otros nos amen así.

lunes, 4 de febrero de 2013

¿Aprendes a hacerlo simple y fácil?


Desde siempre, he buscado lograr o hacer las cosas con eficiencia, o sea, con la menor cantidad de recursos.  Desde limpiar la casa a escribir a hacer un viaje, sin importar lo que sea, busco simplificar.  Suelo decir que no levanto el c… de la silla hasta no idear lo que voy a hacer eficientemente.  Esto me permite gastar menos energía, dinero, trabajo, y me evita malos ratos e idas y vueltas inútiles. 

En una de mis profusas lecturas de la adolescencia, encontré que esto se llama La Ley del Menor Esfuerzo y me encantó.  La palabrita “esfuerzo” nunca estuvo entre las más estimadas de mi vocabulario.  Pienso que implica que uno no encontró lo que le gusta, que no sabe hacer las cosas, que cree que le recompensarán el empeño y no los resultados, que no sabe cuándo parar, que privilegia la lucha al aprendizaje. 

En la secundaria, tenía una compañera que escribía hasta cuatro páginas en una prueba y se sacaba un cuatro.  Yo escribía media y me sacaba un ocho.  Cuando se quejaba y me daba su prueba para ver qué estaba mal, resultaba que había escrito mucho de lo que no le preguntaban, yéndose además en detalles menores.  Yo contestaba exactamente el tema, en tres palabras.  Ir al grano nos cuesta, en todos los sentidos, me di cuenta más tarde…

Somos expertos en justificarnos, explicar, victimizarnos, excusarnos, irnos por las ramas, evadirnos, para no afrontar lo que tenemos adelante.  Nos absolvemos con “no puedo”, “es más fuerte que yo”, “no sé”, “no tengo opción”.  Mentiras verdaderas.  Si admitimos que todo lo creamos nosotros, entonces también creamos las resistencias.

Y aquí vuelve la famosa Ley.  ¿De qué se trata?  Mira la Tierra.  ¿Percibes esfuerzo en cómo se abre una flor, en cómo vuela un pájaro, en el agua corriendo?  Está en su naturaleza abrirse, volar, fluir, es lo que son y hacen.  Observa a alguien que es experto en lo suyo, un cocinero, un albañil, un pintor.  ¿Notas la facilidad con que actúa?  Una vez que aprendió el asunto, se mueve en el máximo de eficiencia, con gracia y belleza.  Entonces, lo primero es admitir que ya somos, la naturaleza intrínseca de nuestra individualidad única, original, preciosa. 

Gastamos demasiada energía en “parecer”, en la máscara, en lo que deberíamos ser, en lo que se supone que tendríamos que hacer y tener, en un modelo idealizado por la sociedad y por nosotros mismos (resabios de una niñez carente).  En esta falta de aceptación, nos perdemos y salimos presurosos a compensarlo con acciones faltas de corazón y de sentido, pretendiendo elogios y aprobaciones por lo que no somos… ¿un círculo vicioso un poco loco, sí?

Aceptar lo que eres, lo que hay, lo que puedes, lo que son los demás, los recursos que ya tienes, los aprendizajes que te propusiste, los cambios, abre las puertas de los milagros. Oponerte las cierra (lo que resistes persiste).  ¿Y ahora qué?  Elige.  Sin ocultamientos ni excusas.  Haz una elección conciente.  Tú puedes con ella porque todo es a tu medida, nada es más grande que tú.  Tú creas de acuerdo a tu impronta energética. Deja de crear resistencias y problemas.  Sé responsable, o sea, responde por tu elección y tu construcción.  Tú eres capaz de motivar una solución creativa a lo que te rodea, porque tú lo diseñaste para tu mayor evolución.  


Así que, respira profundamente, exhala las resistencias e inhala aceptación.  Relaja los hombros, las mandíbulas, el ceño, el estómago, todo el cuerpo y siente una onda de expansión, que se abre paso desde adentro hacia afuera.  Lleva la respiración hacia la panza y deja que suba lentamente hacia el pecho, abriendo el corazón. 

¿Tienes que esforzarte para ser?  No.  Ya eres.  Eres una chispa de Dios, experimentándose en millones de aspectos.  Elegiste estar en este cuerpo, en este tiempo, en este lugar, con estas personas, con este aprendizaje.  Deja que surja la conexión a la Luz que eres, al Amor que eres, a la Sabiduría que eres, al Poder que eres.  Permite que se concrete en actos simples en el afuera.  Siente que eres Uno con Todo.  El Universo te sostiene y te apoya.  Respira.  Fluye con la Vida.  Fácil, poderosamente, amablemente.

viernes, 1 de febrero de 2013

ERRE DE ROBO Y DE RISA


El martes, fui a un pub con un amigo y volvimos caminando.  Al pasar por las barrancas de Belgrano y, a propósito de algo que estábamos charlando, le conté de una noche que me habían asaltado allí, hace muchos años.  Era invierno y hacía un frío terrible.  Iba a visitar a una amiga y siempre cruzaba la barranca para ir a su casa.  Cuando puse un pie en la vereda, escuché una voz interior que me decía “no vayas por ahí”.  Dudé, pero no le hice caso.  Estaba desierto.  Al pasar la pérgola, un hombre apareció y me preguntó la hora.  Inmediatamente, me di cuenta: “¡qué tonta!”, pensé.  Me pidió el dinero que llevaba.  Yo tenía sólo una cartera muy pequeña, con algo de plata y las llaves.  Le di todo el dinero y me pidió más insistentemente.  Calmada, le explicaba que era lo único que llevaba.  Entonces, sacó un revólver enorme, viejo, se lo cruzó sobre el pecho y me dijo: “señora, que se lo estoy pidiendo con respeto”.  Casi me da un ataque de risa.  Traté de no reírme y le dije que no perdiera el tiempo conmigo, que se estaba exponiendo a que pasara un policía y me dejó ir. 

Mi amigo recordó una vez que, trabajando en la fábrica de su padre, fue a buscar un cheque en una bicicleta.  Un ladrón lo paró y le pidió dinero.  Él le mostró el cheque y le dijo que no tenía nada más.  Enojado, el hombre lo despidió con un: “después se enojan cuando uno los mata”.  Estuvimos riendo un buen rato.



Me habían robado muchas veces antes de esa, de distintas formas.  Por un lado, tenía relación con el confuso y retorcido vínculo con el dinero que tenía y, por otro, con la sensación de ser una hoja en la tormenta, alguien perdida en la ciudad enorme e insegura.  Desde ese momento, esa impresión terminó.  Me sentí cuidada, protegida.  Sólo debía escuchar las señales, hacerles caso.  Y eso hice.  Nunca más me pasó nada así.  Lo del dinero me llevó más tiempo, pero lo estoy superando y encontrando mis formas de relacionarme con lo material.

Además, me gustó recordar con una sonrisa, sin una pizca de emociones negativas.  Mi vida anterior se está desvaneciendo en una bruma amable y compasiva.