miércoles, 8 de julio de 2015

Niños y Adolescentes buscando liberación

Estamos en una montaña rusa.  O eso es lo que parece…  Estos meses han sido bastante caóticos: confusión, vaivenes, indefinición, liberaciones y atisbos de lo nuevo, subidas y bajadas constantes.  Esto ha tenido mucha repercusión en el cuerpo: problemas en el sistema digestivo (mostrando cómo procesamos los cambios), en la piel (las defensas), enfermedades graves (señalando que es imperativo una solución verdadera), etc.  Julio parece presentarse un poco más estable, pero con trabajos más profundos. 

He notado que conflictos relacionados con el Niño Interior y el Adolescente están presentándose con fuerza, para ser limpiados y permitirnos elegir otras direcciones.  Es difícil porque estamos impacientes, agotados e intransigentes.  ¿¡Hasta cuándo!?   El aprendizaje siempre está ligado a asuntos de la niñez, por lo que, si tenemos temas inconclusos, sería tiempo de elaborarlos y liberarlos, porque no habrá evolución verdadera sin esa condición.

Quizás, se están presentando nuevas opciones que nos dan ilusión y esperanza y, por otro lado, hay resistencias e inseguridades que las opacan o boicotean.  Nuestro Niño Interior nos detiene y nos angustia.  Preguntémosle: ¿cómo está?,  ¿qué asimiló de nuestros padres acerca de sí mismo, de la familia, del mundo?, ¿cómo lo lastimó el entorno?,  ¿Se siente solo, indefenso, apartado, raro, exigido, lleno de “deberías”?  Es muy probable que nos esté manejando inconcientemente, con emociones que nos abruman y pensamientos limitantes y reiterativos.

Por otro lado, estamos también en etapas de crecimiento hacia un nuevo paradigma, por lo que nuestro Adolescente está hormonal, deseando el cambio y temiéndole; queriendo rebelarse ante la autoridad e inseguro; lleno de energía y cansado; queriendo ser distinto y a la vez adaptado; omnipotente e hipersensible.  Toda clase de dualidades lo embargan y da un paso para retroceder tres.



Siendo (teóricamente) adultos, hemos pasado por experiencias dolorosas, que especulamos haber superado porque las barrimos bajo la alfombra, en tiempos veloces que nos hacen creer que avanzamos cuando en realidad corremos en una caminadora mientras el telón de fondo avanza.  Internamente, somos los mismos Niños asustados.  Debemos ver claramente nuestros sufrimientos y limitaciones y el contexto en el que surgieron para poder resignificarlos, optando por nuevos conceptos y acciones.  Lo peor que podemos hacer es victimizarnos, siendo pasivos o luchando por ser otros.  Ninguna de estas opciones ayuda.  Aceptarnos es la clave, siendo pacientes y asumiendo la responsabilidad de una vida creativa y auténtica. 

El Ego es rígido y, solo cuando está harto y en el límite de la resistencia, es cuando podemos entregarnos a la guía de nuestro Ser.  Está acostumbrado a controlar, a no avanzar si no tiene contrarrestados los posibles problemas, a esperar que el panorama esté completamente abierto.  Ya no le funcionan estas estrategias…  No sabemos cómo confiar.  Es necesario aprenderlo, poco a poco.  ¿Y qué implica?  Creer que nuestro Ser nos llevará a lo mejor para nosotros; estar atentos a las señales; escucharnos y seguir la intuición; conectarnos con nuestro cuerpo; aceptar que lo que sucede tiene una enseñanza y una liberación; contenernos y centrarnos en medio del caos, porque la paz es un recurso que poseemos y es cuestión de dejarla surgir. 


Tu Niño y tu Adolescente también están colmados de alegría, confianza, inocencia, libertad, valentía, etc.  Solo precisan de la claridad y contención de tu Adulto.  Lo que necesitas está dentro de ti, no afuera.  Toma la decisión de vivir todos tus aspectos creativa y luminosamente, guiado por tu Ser y sostenido por la Nueva Energía.

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